El pasado viernes, Santiago Posteguillo, reconocido por sus novelas históricas ambientadas en la Antigua Roma, pronunció una conferencia en el Senado sobre la importancia de Hispania. Sin embargo, la experiencia personal que compartió acerca de la DANA del 29 de octubre marcó profundamente a su audiencia.
El autor de las trilogías de Africanus y Trajano relató cómo vivió uno de los episodios más devastadores en Paiporta, donde se encontraba preparando el discurso para la Cámara Alta.
Un torrente imparable
Posteguillo recuerda con precisión cómo, a las 18:40 horas de ese día, su pareja le advirtió que el barranco del Poyo, situado a apenas 50 metros de su residencia, estaba desbordándose, pese a que no llovía en la localidad. Intentaron rescatar su coche del garaje, pero pronto desistieron al comprobar que el agua ya cubría la plaza. En cuestión de minutos, el torrente se convirtió en un muro de agua de dos metros de altura, llevándose por delante árboles, vehículos y hasta una nave industrial cercana.
Tuve miedo por la estructura del edificio donde estábamos
Confesó el escritor, quien observó impotente cómo el agua arrasaba con todo a su paso.
La ausencia de ayuda y el drama humano
A medida que la situación se agravaba, la falta de respuesta por parte de las autoridades se hizo más evidente.
Nos acostamos sin luz ni agua, pensando que al amanecer estarían la Guardia Civil, los Bomberos, el Ejército… pero no había nadie, explicó.
Lo que sí encontraron fue el cadáver de una joven china que vivía en la zona, acompañado por su madre, quien velaba el cuerpo sin asistencia alguna.
Las siguientes horas fueron igual de angustiantes.
No viene nadie. Hay saqueos. Es como estar en la película La Purga. ¿Cómo es posible que en 48 horas no apareciera ayuda en España, en pleno siglo XXI?, se preguntó el autor.
Finalmente, tras recurrir a contactos personales en el Ejército y sin obtener respuestas satisfactorias, decidió abandonar Paiporta por sus propios medios junto a su pareja.
Santiago Posteguillo cuenta la Devastación y pronuncia su denuncia
En su camino hacia Valencia, Posteguillo fue testigo del desastre: cadáveres, coches volcados, edificios destruidos y un panorama desolador que afectaba a localidades como Algemesí y Alfafar. La ayuda, según el escritor, llegó demasiado tarde y fue insuficiente.
El pueblo siempre responde, pero el pueblo con palas no puede hacer frente a lo que deberían solucionar las instituciones, señaló con indignación.
Posteguillo también advirtió sobre el aumento de enfermedades infecciosas debido a la acumulación de barro y escombros en las calles. “No se están limpiando las calles con la rapidez necesaria. Por favor, luchen para que esto no sea así”, pidió a los presentes en el Senado.
Una crítica feroz a las instituciones
El escritor no escatimó críticas hacia la gestión política de la tragedia, acusando a las instituciones de ser insensibles y de no comprender el sufrimiento de los afectados.
Hay gente mayor que no puede rellenar las solicitudes de ayuda ni sabe cómo hacerlo. ¿Cómo pueden ser tan miserables?, exclamó.
Comparó la situación con los conflictos de la Roma clásica, concluyendo que los políticos actuales, en lugar de resolver los problemas, parecen “apuñalar al pueblo”.
Citando a Antonio Machado, Santiago Posteguillo cerró su intervención con una reflexión que resonó en todos los presentes: “A veces la sensación es que las dos Españas nos están helando el corazón”.