Mafalda, la niña contestataria y aguda creada por el dibujante argentino Joaquín Salvador Lavado “Quino”, celebra este domingo seis décadas desde su primera aparición en 1964. Aunque han pasado los años, su frescura y vigencia no han mermado. La joven que, como dijo su descubridor en Europa, Umberto Eco, es la “heroína de nuestro tiempo”, continúa siendo un faro de humor crítico y reflexivo.
Mafalda, una crítica a la sociedad desde la niñez
Mafalda debutó en la revista semanal “Primera Plana” el 29 de septiembre de 1964, nacida de un intento fallido de campaña publicitaria. En poco tiempo, se convirtió en un icono feminista e inteligente, una voz que criticaba los males de su época, muchos de los cuales, como destacó Quino en 2014, siguen siendo tan actuales como en los años 60. Desde sus primeras tiras, la pequeña porteña comenzó a exponer las contradicciones de una sociedad que no ha cambiado tanto como desearíamos.
En poco tiempo, Mafalda pasó de la revista a publicarse diariamente en el periódico «El Mundo», y su primer álbum recopilatorio vio la luz en la Navidad de 1966, agotándose en solo dos días. A medida que Quino enriquecía su universo con personajes inolvidables como Felipe, Manolito, Susanita o Guille, su tira adquirió una profundidad inusual, revelando a un grupo de niños que, en muchos casos, parecían más sabios que los adultos que los rodeaban. Como afirmó el Nobel de Literatura Gabriel García Márquez, Quino demostró que «los niños son los depositarios de la sabiduría», mientras los adultos se hunden «en un plato de sopa», aludiendo a uno de los temas recurrentes de Mafalda.
Un éxito mundial y atemporal
El humor de Mafalda cruzó el Atlántico en 1969, cuando llegó a Italia de la mano de Umberto Eco, quien en la presentación de su primer libro en ese país, la trató como un personaje real, digno de respeto. Poco después, en 1970, aterrizó en España gracias a la editorial Lumen, que sigue publicando las tiras recopilatorias en formato de tomos, tanto en España como en buena parte de Latinoamérica.
A lo largo de una década, Quino produjo más de 2.000 tiras de Mafalda, traducidas a más de 20 idiomas. Aunque el autor decidió dejar de dibujarla en 1973 al sentir que empezaba a repetirse, el personaje siguió ganando adeptos, y nuevas generaciones continúan descubriéndola, con el mismo impacto que tuvo en los años 60 y 70.
En 2014, Quino recibió el Premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades, reconociendo no solo la importancia de su trabajo, sino la atemporalidad de Mafalda. El jurado destacó la capacidad del personaje para percibir «la complejidad del mundo desde la sencillez de los ojos infantiles». Su humor sigue siendo igual de relevante, ya que combina trazos simples con pensamientos profundos, siempre con una perspectiva crítica hacia las injusticias del mundo.
Frases que siguen resonando
Algunas de las frases más recordadas de Mafalda siguen vigentes hoy en día, como: «¡¡¡Paren el mundo, que me quiero bajar!!!», «El problema es que hay más gente interesada que gente interesante» o la icónica comparación entre la sopa y el comunismo: «¡La sopa es a la niñez lo que el comunismo a la democracia!».
La pequeña rebelde no solo conquistó a lectores de todo el mundo, sino que ha sido un faro de reflexión y crítica en tiempos difíciles. Como expresó el escritor Julio Cortázar, «No tiene importancia lo que yo pienso sobre Mafalda. Lo importante es lo que Mafalda piensa de mí».