Durante la Semana del Libro Prohibido, una bibliotecaria de Texas compartió su experiencia sobre la creciente censura de libros en su estado, uno de los más afectados por la prohibición de obras en bibliotecas escolares. Sus palabras reflejan el miedo y la presión que sienten muchos profesionales de la educación ante la posibilidad de perder sus trabajos por promover libros que aborden temas controvertidos o sensibles. A pesar de contar con el apoyo de su consejo escolar, la situación sigue siendo alarmante.
Crece la censura en las bibliotecas de Texas
«La prohibición de libros es un problema grave que ha empeorado en los últimos años», asegura la bibliotecaria, quien prefirió mantenerse en el anonimato. Texas ha sido uno de los estados con mayor número de títulos prohibidos, en una proporción que supera a otros estados en 800 a 1. Este fenómeno ha llevado a que muchos educadores opten por retirar libros de forma masiva para evitar conflictos, aunque no ha sido su caso gracias al respaldo que recibe de su dirección y comunidad local.
«Muchos educadores y bibliotecarios han perdido su trabajo o abandonado la profesión por este motivo.»
Sin embargo, la bibliotecaria admite que siente temor y que, en todo momento, cuida qué libros selecciona para los estantes de su escuela primaria. La vigilancia y el control sobre los materiales son más estrictos que nunca, en especial en temas que podrían considerarse «delicados».
Libertad de expresión y diversidad, en riesgo
A pesar de estas restricciones, la bibliotecaria defiende la importancia de los libros que abordan temas diversos y promueven la comprensión de diferentes culturas, religiones y estructuras familiares. «Mi objetivo es que los estudiantes marginados se sientan fortalecidos por estas historias», comenta. Sin embargo, lamenta profundamente que títulos como El niño nuevo de Jerry Craft sean prohibidos bajo acusaciones injustas de promover la teoría crítica de la raza, cuando en realidad tratan sobre experiencias reales y positivas de familias negras.
«Es ridículo ver libros de fantasía o que promueven la diversidad prohibidos sin razón aparente.»
Una situación preocupante para el futuro
El impacto de esta ola de censura no solo afecta la elección de libros en las bibliotecas escolares, sino también la interacción entre bibliotecarios, padres y profesores. La bibliotecaria expresa su preocupación por que los docentes se sientan obligados a eliminar sus bibliotecas de aula y por la posibilidad de que profesionales dedicados al fomento de la lectura abandonen sus puestos.
De cara al futuro, su esperanza es que las comunidades y el gobierno valoren el poder transformador de las historias y las voces diversas. Sin embargo, teme que la influencia política siga imponiéndose en las decisiones que afectan la libertad de expresión en las escuelas.