La icónica cátedra de bronce diseñada por Gian Lorenzo Bernini, que parece flotar en el ábside de la Basílica de San Pedro, resurge tras siglos de custodio. Este impresionante trono, que ha pasado siglos custodiado como una de las reliquias más veneradas del Vaticano, es en realidad un relicario que, según se creía, albergaba la silla donde San Pedro, el primer Papa, habría gobernado a la comunidad cristiana en Roma. A pesar de que la silla finalmente fue datada en el siglo IX, el Papa Francisco ha decidido exponerla nuevamente durante unas semanas aprovechando su reciente restauración, permitiendo que fieles y visitantes la contemplen hasta el próximo 8 de diciembre.
La silla de los papas: historia y simbolismo de una reliquia
Durante siglos, esta silla de roble y marfil fue objeto de una veneración extraordinaria, con peregrinos que intentaban tocarla durante procesiones y festividades religiosas, creyendo que era la misma que usó San Pedro. Sin embargo, al prepararse la monumental obra de Bernini en el siglo XVII, se descubrió que la silla pertenecía realmente a un periodo posterior y, tras este hallazgo, quedó almacenada y solo se ha expuesto en contadas ocasiones, la última de ellas en 1867. Pietro Zander, encargado de las obras de arte de la Basílica de San Pedro, señala que, aunque no fue usada por el primer apóstol, esta cátedra representa el «primado de Pedro» y es un símbolo profundo de la autoridad papal, además de ser una pieza de gran valor histórico y artístico.
Este objeto tiene un valor histórico, artístico y espiritual inmenso», explica Zander, recordando como generaciones de papas se han sentado en ella, tomando decisiones cruciales para la Iglesia, desde convocar cruzadas hasta canonizar santos.
El diseño externo del trono, con anillos para ser transportado, data del siglo XIII y recubre la estructura original, un regalo del Rey carolingio Carlos el Calvo al Papa Juan VIII en el siglo IX. En esta estructura, figuran detalles en marfil que representan escenas como las constelaciones y los trabajos de Hércules, posiblemente provenientes de un trono imperial romano, lo que añade un simbolismo cultural y espiritual en el que se mezcla lo pagano con lo cristiano.
La restauración y el regreso a la luz
La decisión de mostrar la cátedra responde en gran medida a una «necesidad práctica» surgida de las labores de restauración del trono de Bernini, según detalla Zander. La estructura fue desmontada para restaurar su estado de conservación y confirmar su correcta datación, aprovechando la oportunidad para ofrecer al público una ocasión única para verla de cerca.
Cada 22 de febrero, en la fiesta de la Cátedra de Pedro, la silla era llevada en procesión y expuesta a los fieles. Ahora se exhibe en este contexto especial», comenta Zander, subrayando la devoción que la rodea.
Esta exposición también permite estudiar con mayor profundidad la pieza, pues investigadores esperan que aporte nuevos datos sobre su cronología y origen. Zander destaca su doble valor: como símbolo del poder papal en la Iglesia y como reliquia venerada por los fieles. Según el experto, el trono se encuentra en perfecto estado y libre de cualquier daño por insectos, un aspecto esencial para su conservación a largo plazo.
La cátedra de Pedro permanecerá expuesta hasta el próximo 8 de diciembre, cuando regresará a su relicario en el ábside de la basílica. La puerta de bronce que la protege volverá a cerrarse y, tal como aclara Zander, solo el Papa tiene la potestad de decidir una nueva apertura en el futuro.