Lo he dicho y repetido en multitud de ocasiones, Luis Silva es una persona humilde, cercana, amigo de sus amigos y sobre todo un sabio entre tanta mediocridad. Lo he visto presentar su libro en varias ocasiones, sus magistrales clases de alquimia y ahora su apasionante recorrido por la más mágica Cataluña que tan “alterada” se encuentra actualmente.
Ayer tuvimos la oportunidad de compartir nuevamente la presentación de su libro “50 Lugares mágicos de Cataluña” realizada en la Biblioteca pública Pompeu Fabra de Mataró.
A pesar de la escasez de tiempo que le dieron para preparar y promocionar la misma (2 días) siempre vienen personas que, con curiosidad, entran a ver de qué habla y se acaban quedando ante la gran capacidad oratoria de Luis que se hace con el público asistente desde el minuto uno hasta el final.
Es apasionante observar cómo con cada foto que muestra de esa desconocida Cataluña y explica su historia, los asistentes se sorprenden ante el desconocimiento de lugares tan enigmáticos y tan cercanos.
Es emocionante ver como sus profundos estudios de alquimia y simbología consiguen explicar detalles que a los ojos de los profanos, como yo, pasan tan sumamente inadvertidos y con cada presentación es impresionante que pueda incluir datos que no conocíamos a pesar de haber estado en algunos lugares con él o haber presenciado otras charlas similares. Eso solo puede hacerlo un sabio.
Un día hablando con Cristóbal Martínez (Más Allá de la historia) me dijo una frase que me hizo reflexionar y darle la total y absoluta razón, “No somos conscientes de a quién hemos tenido sentado en el estudio y tenemos como amigo”. Y es cierto, Luis es tan cercano que tal vez no seamos conscientes ahora, pero sé que el tiempo le acabará dando la razón.